sábado, 24 de abril de 2010

Bailad


¡Bailad, pequeñas, bailad!

Eso parece decir este profesor de ballet a sus alumnas, dejad que la música fluya por vuestros cuerpos, sentid la melodía rozando vuestros trajes. Y ellas pasan delante de él para conseguir su beneplácito. ¿Quién será la más grácil? ¿Quién tiene el lazo del color más llamativo? ¿ Quién coloca mejor los pies?




Estas señoritas ya han sido elegidas, y se están preparando para la actuación.

Por supuesto que están nerviosas, es su presentación al público, y lo más importante: ¿Llevo bien colocado el vestido? ¿Mi peinado está perfecto? Espero que sí. Tengo que ser yo.




Y llega la hora de la verdad, la gran actuación, el gran baile.

Una vez el el escenario los nervios se evaporan y la mente se queda en blanco. Solo estás tú ante el escenario, tú y la belleza del baile, la música se funde y solo quieres bailar...
Eres un cisne y la gente lo nota.




Llega el final del acto, y los aplausos son atronadores:

¡Perfecto! ¡Maravilloso! ¡Sublime! La posición es estática, hasta el ultimo aplauso. Entonces señoras y señores es el momento de saludar, y la gente vuelve a aplaudir entusiasmada, les has gustado y termina la actuación. Señorita usted es la elegida.

Obras maestras del movimiento impresionista.
Edgar Degas.

¡Bailad, pequeñas, bailad!

3 comentarios:

  1. Soy una inculta en este tema y no conocía el cuadro para nada.

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  2. Ay, las bailarinas de Degas. Me encantan.

    El que más me gusta es el tercero en el que las bailarinas hacen una arabesque.

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Soy como una niña pequeña, así que cada comentario que me dejas es como darme un caramelo, y una sonrisa.

¡Mil Gracias!